En el camino hacia el minimalismo mi último hito ha sido pasarme a un “teléfono tonto”. Ahora llevo este cacharro la mayor parte del tiempo y me conecto a whatsapp o twitter un par de veces al día. Llevo una semana con él y, aunque la transición no es fácil estoy encantado con el cambio y creo que va a ser definitivo. (El móvil en sí es malísimo).
