Aunque Masanobu Fukuoka fue terriblemente crítico con la ciencia occidental en el fondo proponía unas bases para refundar la ciencia en base a una verdad fundamental: el ser humano no puede ni podrá entender nunca la complejidad del universo ni de la naturaleza. La arrogancia sobra.
Fukuoka explicaba que cualquier intento de diseccionar la realidad para estudiar alguna de sus partes conlleva a la ruptura de esa misma realidad y al establecimiento de falsas leyes universales por tratarse de observaciones fragmentadas. Leyes aisladas del todo al que pertenecen. Esas pretendidas leyes universales son incapaces de explicar la verdadera realidad, que es una amalgama de infinitas relaciones de elementos sin principio ni final.
Este enfoque es imprescindible para poder comprender las tremendas limitaciones de las que adolece el ser humano. Promover una fe irracional y excesiva en las capacidades de la ciencia y en el propio ser humano puede ser tan peligroso como darle una metralleta a un chimpancé.
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